Cuando el cansancio va acumulándose sobre las piernas y la cabeza, empezaremos el último tramo de esta aventura.
Salimos desde Villasur con la precaución que obliga la coincidencia del track con una carretera autonómica. Tras pasar el puente sobre el río Arlanzón, comenzamos la rampa más "intensa" de todo el recorrido. Se trata de una plancha de hormigón de unos 300 m. que tiene un grado de inclinación muy, muy pronunciado. Superada ésta, alcanzamos los Montes de Oca. Nos adentramos en esta zona, famosa por el Camino de Santiago y la gran cantidad pinares que poseé. Lo hacemos por una pista ancha y cómoda de rodar. Tiene zonas con algún riesgo de charchos, pero no de barro. Tras cruzar uno de esos pinares y realizar un giro que rodea otro, seguimos por una pista que hará las veces de balcón sobre la Sierra de la Demanda. Si el día nos acompaña y está despejado, no dejaremos de mirar a la derecha para ver lo que ya hemos superado. El paisaje será un bálsamo en el que refugiarse del cansancio acumulado, mientras el pico San Millán, observa nuestro camino hacia la meta.
Con un giro de 90 grados pasamos por una senda que evita una pista complicada por barro. Tras ésta, de nuevo, un camino con las vistas comentadas y sin ningún tipo de dificultad técnica, nos mostrará el kilómetro 100 en nuestro controlador de marcha o GPS.
A medida que vamos avanzando veremos que el número de charcos aumenta. Con la precaución que debe mantenerse ante este terreno, seguiremos hasta el Alto de la Solana. Aquí cambiamos de Cuenca, de la del Duero al Ebro. También es el punto de inflexión, porque comenzamos una zona que hay que cruzar con cuidado. El camino es ancho, sin dificultad, pero es un terreno con tramos de roderas y puntos con barro a los que tenemos que enfrentarnos con cautela. También es zona de pastos, así que tendremos pasos de hierba y piedra para evitar las zonas más conflictivas.
Después de este tramo, de unos tres kilómetros, accederemos a Rábanos por una bajada muy rápida. Como en anteriores ocasiones, aconsejamos tener cuidado porque hay zonas que pueden darnos un susto si no bajamos atentos. En Rábanos tendremos un punto para poder limpiar la bicicleta en caso de que sea necesario.
Desde Rábanos sólo nos quedará una subida que suena ya a final de prueba o logro conseguido. La cuesta se realiza por una pista que nos da acceso a un pastizal, tranquilo porque resulta muy cómodo de rodar. Este punto llamará nuestra atención por el entorno y sus vistas. Desde este aquí, de nuevo, otra bajada bonita, rápida y peligrosa. Es imprescindible no tener prisa por bajar, ya que, a la inclinación, hay que añadir que el camino tiene alguna curva peligrosa, piedras sueltas y alguna rodera. Es importante mantener la precaución y la atención para no asumir ningún riesgo innecesario. Tras esto llegaremos a Garganchón, una localidad que nos abre la puerta de las sensaciones más positivas, la meta ya está muy cerca.
Desde Garganchón nos queda una senda preciosa a lo largo del río Urbión, se trata de un lugar en el que hay que disfrutar de lo que nos rodea, levantar la cabeza y divertirte recorriendo una senda que, sin ninguna dificultad, nos adentrará en el término municipal de Ezquerra y permitirá alcanzar la carretera que da acceso a la localidad de Puras de Villafranca.
Superado el cruce en el que hay que respetar un stop sobre una vía autonómica llegaremos a San Miguel de Pedroso, última localidad que atravesaremos antes de llegar a Belorado. Seguimos dicha carretera hasta la rotonda sobre a N-120. El recorrido no llega a pisar la carretera nacional, un giro de 90 grados nos dará acceso al Camino de Santiago, este hito cultural, Patrimonio de la Humanidad, nos llevará hasta Belorado. Tras un breve recorrido por las calles de esta localidad jacobea alcanzaremos su Plaza Mayor y por fin la meta.
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